Asesorar es ayudar, y quien pide asesoría lo hace porque confía en que el conocimiento del otro le ayudará a superar un problema o dificultad. No obstante, hay que saber a quien se pide ayuda no vaya a ser que el consejo sea peor no haber recibido la “ayuda”.
Son ya recurrentes los casos de personas que vienen a nosotros a realizarnos consultas sobre observaciones que han recibido de la Contraloría General del Estado, y que lamentablemente recibieron información equivocada bien sea de asesoría pagada o no.
Un tema tan delicado como es el dar respuesta a observaciones de la Contraloría no puede ser tomado a la ligera, ya que las consecuencias pueden ser nefastas. Para ello, un ejemplo: una ex servidora pública recibió una explicación de “alguien” quien le dijo que para responder a la predeterminación de responsabilidad administrativa de la que había sido notificada tenía 30 días hábiles. Tan errado es ese criterio, siendo que en estos mismos oficios se indica que se tiene 30 días plazo, no hábiles o término.
La ex servidora esperó tranquilamente el transcurrir de los 30 días “hábiles” y cuando le entraron las dudas buscó otra opinión y nos contactó. Lamentablemente, cuando hablamos con ella ya habían transcurrido más de los 30 días plazo que la normativa (Art. 56-a RLOCGE) señala para presentar pruebas de descargo. El consejo u opinión de quien asesoró a la susodicha le hizo perder la oportunidad de presentar los descargos correspondientes, en un caso que tenía una solución bastante simple.
La defensa administrativa y jurisdiccional ante la Contraloría es una especialidad igual que cualquier otra materia y requiere de años de estudio, experiencia y acuciosidad para llegar a conocer todos los intrincados y a veces contradictorios postulados que la normativa sobre esa materia presenta.
Sabemos que lo que decimos es obvio, asesorarse bien, pero resulta que las cosas obvias son las más difíciles de ver para la mayoría de la gente. Como dijo el psicoanalista Jacques Lacan: “Lo obvio suele pasar desapercibido, precisamente por obvio”. La miopía de personas que piensan que lo saben todo, y la tontería de preguntar a esos “sabelotodo” genera destrozos en todos los ámbitos de la vida.
Así que cuando requiera ayuda sobre algún tema complicado procure asesorarse bien. Indague, investigue, pregunte sobre lo que le hace experto a un profesional en determinada área. Ha visto esos anuncios o rótulos en la calle de abogados que dicen: Dr. Fulanito: “Experto en temas penales, administrativos, laborales, niñez y adolescencia, tributario, migración, ecuavoley, macateta…”, mejor huya de esos.
Adicionalmente puede ver nuestro video en el que ampliamos este tema.
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